jueves, 31 de julio de 2008

Agosto todo el año

Otro año más, otro Agosto entra por la collada de Pantuvín para asentarse en Carande.
Otro año más, los hijos de Peña Redonda vuelven al pueblo de sus padres, de sus abuelos, de sus antepasados, para disfrutar durante unas semanas de la paz y del aire que baja cargado de energía desde las cumbres del Gilbo.


Ir a la fuente por agua, echar una partida de bolos, tomar una cerveza bajo los chopos de sorribero, dar un paseo por cotoloro… son cosas que uno asocia a la libertad de agosto en Carande. Porque Carande, para mí, como para muchos de vosotros, no es más que la esencia de la felicidad. El primer beso o el primer amor están aquí escritos. La primera experiencia con la montaña o la primera trucha fueron grabadas desde el Alto la Horca.
Y para muchos más; miles de batallas, anécdotas legendarias, partidos de futbol o simplemente largas siestas despejando la fiesta de Riaño, se encuentran reposando en lo más recóndito de la fuente del hoyo.




Pero Septiembre siempre es puntual cada año, y con él, un año (aunque oficialmente aún queden cuatro meses) se despide entre el cierzo que ya va bajando de Valdeburón más frecuentemente. El pueblo se queda vacío y la vida se esfuma en pocos días para dar a paso a esa milenaria melancolía que cada otoño se estanca entre las rojas hayas de La Sierra.
Atrás quedaran días de fiesta, risas y alegría. Noches de amor, magia y para muchos, de abundante bebida. Lejos quedarán aquellos días de principios de Agosto donde la ilusión, la expectación y la esperanza reinaban en nuestros corazones cuando todavía atravesábamos el muro de la fatídica presa.

Carande no debe morir en Septiembre, y este blog, que ahora da sus primeros pasos, debe ser el atento guardián que vigile este emprendedor espíritu de Agosto, para que tanto en Noviembre como en Marzo, los mozos de este pueblo, los que seguirán defendiendo su valle durante años, recuerden que Carande les necesita, no solo para la fiesta o la diversión, sino también para que dentro de muchos años, cuando seamos ya viejos, nuestros hijos puedan disfrutar de este pueblo al igual que nosotros lo estamos haciendo.

Manos a la obra.

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