lunes, 4 de agosto de 2008

La Lentitud de los Bueyes



Julio Llamazares es un escritor leonés ( concretamente nacido en Vegamián, criado en Olleros de Sabero y oriundo del valle del Curueño ) que desde siempre ha sabido plamar en papel la mirada y el paisaje de esta montaña nuestra.


El Río del Olvido, La Lluvia Amarilla, Luna de Lobos ( novela en la que se basó la película del mismo nombre que fué rodada en el valle de Anciles ), El cielo de Madrid... son algunas de sus principales y más bonitas obras.


Su lucha por la dignidad de la montaña y más especificamente, por la dignidad de los valles anegados por embalses ( como es Riaño, o como fué su pueblo natal, Vegamián ) ha hecho de Julio Llamazares, una de las principales voces y palabras de la montaña Leonesa en estos tiempos.


Últimamente le hemos podido ver presentando su última novela, Las Rosas de Piedra. Una novela en la que recorre las principales catedrales Españolas, contando y describiendo la vida y la historia de cada ciudad.


Además, en estos últimos meses ha escrito varios articulos hablando sobre la barbaridad de construir la línea eléctrica Sama-Velilla por la montaña Leonesa, y la necesidad de justicia para la Región Leonesa, reclamando una autonomía propia para esta.




Con esta poesía que ahora pongo aquí, quiero darle un pequeño homenaje desde el pueblo de Carande. Espero que os guste y sepáis asociarla a nuestro pueblo y a nuestro valle.




La Lentitud de los Bueyes

Yo vengo de una raza de pastores que perdió su libertad cuando perdió sus ganados y sus pastos.

Durante mucho tiempo mis antepasados cuidaron sus rebaños en la región donde se espesan el silencio y la retama.

Y no tuvieron otro dios que su existencia ni otra memoria que el olvido.

Caliente está la piedra donde bebían la sangre de sus vides al caer de la tarde.

Pero qué lejos todo si recuerdo.

Qué lejos de mí la región de las fuentes del tiempo, el lugar donde el hombre nace y se acaba a sí mismo comouna flor de agua.

Ellos no conocían la intensidad del fuego ni el desamor de los árboles sin savia.

Los graneros de su pobreza eran inmensos.

La lentitud estaba en la raíz de su corazón.

Y en su sosiego acumularon monedas verdes de esperanza para nosotros.

Pero el momento llegó de volver a la nada cuando los bueyes más mansos emprendieron la huída y una cosecha de soledad y hierba reventó sus redes.

Ahora apacientan ganados de viento en la región del olvido y algo muy hondo nos separa de ellos.

Algo tan hondo y desolado como una zanja abierta en la mitad del corazón.



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