lunes, 27 de octubre de 2008

Suañu d´iviernu

Guei nevara tol dia. Pola mañanina, cuando llevanté, pae vinia colas vacas de valdecolina y la guela taba jaciendo l´almuerzo mientras el mi harmano echaba leña pal llumbre. Yera el primer dia d´ivierno y el frío atravesaba los guesos y dexaba los píes jeláos y duros como el tuero d´un acebo. Mae mandóme llavar la cuchar, que yera de madera de jaya puesto que las de metal teníamoslas guardadas pa cuandu el siñor cura vínia a comer cun nosotros los domingos, y lluego púseme los barajones pa salir p´afuera, a la portalada a ayudar al mi pae a meter las vacas y los gochos a la cuadra. Un airón frio y júmedo paecia baxar del Gilbo dispuesto a barrer la cai de cualisquier siñal de vida. Blanco, blanco y solo blanco yera l´únicu paisaje que diba apoderándose de los mis gueyos.


A la tarde se tocó a conceyo y yo subí col mi pae a la cá´l pueblo namás salir de la escuela. Los homes jablanon del duro ivierno que diba viniendo con ca´falampo que cubría los techáos de las casas y los hórreos, y de las malas cosechas qu´hubiera neste añu que acababa.
El día acabó mui prontín, non yeran ni las cinco y media y el sol ya desapareciera por tras´el jaido. Guela preparó una prestosa chanfaina mientras pae y yo arreglábamos el ventano del disván por onde taba entrando algo de nieve. La nueche fue encubriendo tol pueblo y la caravieya que solía cantar nel soto de la fuente marchó como d´escondidiellas a embaxo la iglesia. La nuestra mastina, Janina, que ye como la llamamos porque yera blanca como una jana de las fuentes de la joz escura, taba mui inquieta. Pae díxome que los llobos andaban alredïor del pueblo porque nel monte la nieve cubría cuasi too lu que midiera menos de dos metros. El mi pae, que yera cazador ente otras cosas, conocía l´iviernu montañés meyor que nadie. Él mismu yera l´encargáo de baxar a Riaño tolas semanas a por el correo o por más cosas necesarias pal pueblo. Tamién yera quién guiaba a la xente cuando baxábamos a Campos pa vender y mercar cosas. Y sigún cuenta la mi guela, él mismu matara una osa cuando, tandu pa piedralagua de mozu apañando arándanos, de repente l´animal apareció tras una escoba onde debía tener los esbardos durmiendo y él, andando raldo, soltó dos perdigonazos a los gueyos del animal y marchó sierra abajo ata arribar a la nuestra casa, onde diz la mi guela que llegó blanco y se metió pa la cama ensin dicir nada ata´l día siguiente. Otra cosa que jacía el mi pae mui bien yera pescar nel mesmo río del pueblo y sobretóo, nel río grande de Riaño, ahí nel pozo los peñones. Metíase chapuzeando ente las peñas y sacaba unos truchones que yeran más grandes qu´el río. Años más tarde cuando´l muro entamó a retener l´agua nel valle, cuantas tardes el mi pae lloró de pena sentáo en Trespandiellos viendo l´agua subir ata los sus píes.

Cuando metíme pa la cama le pidí una vuelta más a la guela que me contara la hestoria de la vieya´l monte, que vivía pa cotoloro, pero que yo cuando diba colas oveas nunca vía. El viento golpïaba fuerte escontra la mi ventana y a lo lejos escuchaba las conversaciones de las muyeres y los homes que taban de jila nel escaño de la mi cocina esa nueche. El suañu entró al final na mi mente.

Cuando esperté ya nun taba en Carande, na mi montaña, nel mi valle, too fuera un suañu. Taba nel mi pisu de Madrí, onde vivo ende jae años, ende qu´un fríu iviernu terminó d´una vez col pueblo que llevu nel mi corazón, na mi mente y nos mis suaños. Y entá hai nueches que, cuando metome na cama, alcuérdome d´ese ruidín que´l friu y l´aire jacían aledïor la nuestra casa y ya nun me dá sensación de friu, sinon de calor, porque esa ye la esencia de la mi tierra del norte, la tierra de la nieve, del frio y del calor del llumbre.


Esto es un relato de cómo podría haber sido un día de invierno en Carande hace años. Está escrito, o lo he intentado escribir, en Leonés oriental, también llamado Cántabru, que se distingue de las demás variantes, por ejemplo, en la transformación de la f inicial latina en h aspirada, es decir, en vez de decir farina, se dice h.arina/jarina.
El texto tampoco está enteramente hecho en Leonés puesto que en la comarca de Riaño la castellanización y la gran labor educativa realizada por el clero fué muy importante, más que en otras zonas como Laciana o Cabrera, donde si se ha conservado bien esta lengua.
Por esa razón apenas podemos saber realmente como se hablaba en nuestra montaña, y solo nos quedan restos como palabras, expresiones, diminutivos... que haríamos bien en conservar.

2 comentarios:

Pablo Del Olmo dijo...

Muy bien Alejandro, me ha gustado mucho, pero sinceramente, no estaría mal ponerlo en castellano, más que nada para comparar los textos y ver las diferencias, lo que es leonés y lo que es castellano, pero ya te digo que me ha gustado mucho

Alejandro Díez dijo...

Perfecto.En el caso de que haga alguna que otra cosa en Leonés lo pondré acto seguido en Castellano. De momento permitirme que este quede "intacto" para la posteridad, jeje.

Algunos significados son:
Guei... hoy
jaya... haya
falampo... copo de nieve
escondidiellas... juego del escondite
mercar... comprar
gueyo.... ojo
oveas.... ovejas
jila..... hila, filandón
esbardo.. osezno
cuchar... cuchara

Gracias Pablo. La verdad es que el invierno montañés es tan melancólico, solitario y triste que da para escribir mucho sobre él.